martes, 16 de marzo de 2021

POR UN COLIMA MÁS VERDE

 CON PALABRAS MAYORES

Fausto Leopoldo Delgado Flores.

Nuestro planeta es el tercero en el Sistema Solar, y está colocado estratégicamente a una distancia adecuada, para que en este globo terráqueo se de vida. Con el paso del tiempo, quienes habitamos en esta esfera con vida, hemos sido muy indiferentes con las consecuencias de nuestros actos que, al buscar nuestra comodidad, hemos explotado y abusado de todos los recursos que la tierra nos brinda, todos los días.

Una de las alternativas, innovadoras, que coadyuvan para el buen vivir y el buen convivir con la naturaleza es, la gerontoarquitectura. Hoy, es imperante voltear a ver esta nueva forma de conceptualizar la vivienda, de una sociedad que está envejeciendo de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015) que hace una estimación de crecimiento poblacional de 900 millones de personas de 60 años en el 2015, a 2.100 millones para el 2050.

La esperanza de vida en 1930 era de 46.9 años, mientras que ahora tenemos más octogenarios por las calles de nuestras ciudades. Pero, existe el reto de que cada persona de estos grupos etarios prevalezca con una buena calidad de vida, pues hay un desgaste natural biopsicosociológico que está asociado con distintas comorbilidades, las cuales nos obligan a blindar las distintas aristas presentes en cada dimensión del ser humano. Unos de los temas centrales que debemos prestar atención son la movilidad y el deterioro de la memoria pues son factores de riesgo muy presentes en personas adultas mayores.

Entonces, cuáles podrían ser las alternativas para que nuestra sociedad, se estuviera preparando en estos temas. La respuesta, en este sentido sería, apostar por una sociedad más verde, más natural, más integrada con el entorno, y con una arquitectura que permita que al envejecer tengamos espacios adecuados, y amigables; con ascensores, rampas, accesos amplios, barandales, puertas ligeras, mobiliario y piso seguros, fácil acceso a ventanas, y que no haya presencia de obstáculos en el piso, sea del interior de una casa, como en la calle.

Las áreas verdes en las colonias no deben faltar, pues además de ayudar con la purificación del aire, brindan un ambiente visual y físico necesario para relajarnos y para socializar con otras personas.

Cuánto disfrutas estar descansando en la playa, acampando en una montaña, o platicando debajo de un árbol al pie de un río o laguna.

Viendo como, en los anhelados puentes vacacionales, las cabañas se llenan, los restaurantes junto al mar están a reventar, y los ríos de nuestro bello estado vibran con tantas familias disfrutando de su frescura y de la sombra de los árboles que circundan su cauce; nos invita a tener ciudades más verdes y amigables con los grupos envejecientes. Esto, nos permitirá gozar de un envejecimiento activo, el cual puede se encauzado con el apoyo de la gerontoarquitectura, que permitirá el desarrollo urbano propicio para el buen vivir, permitiendo mayor autonomía, un mejor sistema de comunicación y movilidad a este sector poblacional.

Pero, este no debe ser un tema de solidaridad, ni de empatía, debe ser una política pública que esté diseñada para un desarrollo urbano e inmobiliario que tome en cuenta a nuestro planeta, y la pirámide poblacional que indica que, ya somos una sociedad envejecida, la cual avista la importancia de pasar de estas junglas de concreto a un PLANETA MÁS VERDE.


Consejero de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima.

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