CON PALABRAS MAYORES
Fausto Leopoldo Delgado
Flores.
Nuestro planeta es el tercero en el Sistema Solar, y está colocado estratégicamente a una distancia adecuada, para que en este globo terráqueo se de vida. Con el paso del tiempo, quienes habitamos en esta esfera con vida, hemos sido muy indiferentes con las consecuencias de nuestros actos que, al buscar nuestra comodidad, hemos explotado y abusado de todos los recursos que la tierra nos brinda, todos los días.
Una de las alternativas, innovadoras, que coadyuvan para el buen vivir
y el buen convivir con la naturaleza es, la gerontoarquitectura. Hoy, es
imperante voltear a ver esta nueva forma de conceptualizar la vivienda, de una
sociedad que está envejeciendo de acuerdo con la Organización de las
Naciones Unidas (ONU, 2015) que hace una estimación de crecimiento
poblacional de 900 millones de personas de 60 años en el 2015, a 2.100 millones
para el 2050.
La esperanza de vida en 1930 era de 46.9 años, mientras que ahora
tenemos más octogenarios por las calles de nuestras ciudades. Pero, existe el
reto de que cada persona de estos grupos etarios prevalezca con una buena
calidad de vida, pues hay un desgaste natural biopsicosociológico que está
asociado con distintas comorbilidades, las cuales nos obligan a blindar las
distintas aristas presentes en cada dimensión del ser humano. Unos de los temas
centrales que debemos prestar atención son la movilidad y el
deterioro de la memoria pues son factores de riesgo muy presentes en
personas adultas mayores.
Entonces, cuáles podrían ser las alternativas para que nuestra
sociedad, se estuviera preparando en estos temas. La respuesta, en este sentido
sería, apostar por una sociedad más verde, más natural, más integrada con el
entorno, y con una arquitectura que permita que al envejecer tengamos espacios
adecuados, y amigables; con ascensores, rampas, accesos amplios, barandales,
puertas ligeras, mobiliario y piso seguros, fácil acceso a ventanas, y que no
haya presencia de obstáculos en el piso, sea del interior de una casa, como en
la calle.
Las áreas verdes en las colonias no deben faltar, pues además de ayudar
con la purificación del aire, brindan un ambiente visual y físico necesario
para relajarnos y para socializar con otras personas.
Cuánto disfrutas estar descansando en la playa, acampando en una
montaña, o platicando debajo de un árbol al pie de un río o laguna.
Viendo como, en los anhelados puentes vacacionales, las cabañas se
llenan, los restaurantes junto al mar están a reventar, y los ríos de nuestro
bello estado vibran con tantas familias disfrutando de su frescura y de la
sombra de los árboles que circundan su cauce; nos invita a tener ciudades más
verdes y amigables con los grupos envejecientes. Esto, nos permitirá gozar de
un envejecimiento activo, el cual puede se encauzado con el apoyo de la
gerontoarquitectura, que permitirá el desarrollo urbano propicio para el buen
vivir, permitiendo mayor autonomía, un mejor sistema de comunicación y
movilidad a este sector poblacional.
Pero, este no debe ser un tema de solidaridad, ni de empatía, debe ser
una política pública que esté diseñada para un desarrollo urbano e inmobiliario
que tome en cuenta a nuestro planeta, y la pirámide poblacional que indica que,
ya somos una sociedad envejecida, la cual avista la importancia de pasar de
estas junglas de concreto a un PLANETA MÁS VERDE.
Consejero
de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima.
• Facebook. @faustoteacher
• Twitter. @faustoteacher
• Fanpage. @faustovejezenmovimiento
• YouTube. Fausto: vejez en movimiento
No hay comentarios.:
Publicar un comentario